Hace aproximadamente 200 años, toda la ropa se hacía a la medida por sastres y costureras.
La historia de la sastrería es tan fascinante como la de cualquier prenda de vestir, incluso comparable con la de la alta costura. Su lugar de honor en el clóset de un hombre que sabe vestir permanece.
La sastrería es el arte de diseñar, crear y ajustar prendas. La palabra <<Tailor>>, que aparece por primera vez en el Diccionario de Oxford en 1297, proviene de una palabra francesa, ‘tailler’, que significa <<to cut>>. En el contexto latino para sastre era: sartor, que significa alguien que repara o arregla prendas; la palabra inglesa “sartorial”, se deriva de ésta palabra. La expresión <<tailor made>> aún lleva connotaciones positivas de un producto personalizado y hecho especial para cada individuo.
La sastrería se enseñaba mediante el aprendizaje, donde un maestro sastre instruía a un aprendiz a través de la experiencia práctica.
El taller típico tenía un maestro sastre y varios cortadores y aprendices, cada uno era responsable de una tarea específica como la costura de entretelas, los bolsillos o las mangas.
Debido a este método de enseñanza, no existieron manuales escritos para la confección hasta mucho tiempo después de la aparición del oficio.
Los primeros sastres desarrollaron sistemas complejos para medir los cuerpos de sus clientes aunque ningún sistema podría reemplazar el ojo observador y la mano del sastre. Esas habilidades heredadas o trasmitidas por generaciones; conocimientos mucho muy diferentes a un diseñador de modas.
Fabricar un traje completo puede tardar hasta 15 días debido a la complejidad que tienen algunas partes de este. Este proceso inicia con la respectiva toma de medidas del cliente.
Posteriormente se marcan los trazos con una tiza usando reglas y escuadras para proseguir con el corte de las telas, que pueden ser linos, dacrones, o paños livianos, que tienen una composición de poliéster y esto permite que sean frescas.
Perfeccionar el oficio se da con el paso del tiempo, y dominar esas habilidades se convierte en pan comido para los sastres.
Sin embargo, el sastre debe tener una característica importante y es ver bien. La buena vista es indispensable debido a que se manejan máquinas de coser que tienen puntadas pequeñas, y algunas casi que invisibles. Además, la concentración del sastre juega un papel importante en la confección de las prendas para evitar cometer errores en la realización de estas y no extender su tiempo de creación.
“La persona siempre tiene que desear y tener gusto por lo que está haciendo, entonces cuando a alguien le agrada confeccionar prendas de vestir, es lo mismo que un carpintero cuando hace obras de un mueble o cosas así. Mientras le guste, se le facilita, y tiene el gusto para hacer las cosas de acuerdo a como el cliente las solicite”.
El auge de las sastrerías a disminuido y los maestros especialistas también se están acabando, hasta que la producción se a convertido en un lujo, y a su vez los clientes y los ingresos han disminuido. La llegada del blue-jean impactó la moda masculina al igual que el uso de las camisas informales, por lo que se dejó completamente de lado vestirse con un traje. Hay empresas que están manufacturando en China, está llegando muchos trajes muy económicos, es una competencia bastante desleal con bajo precio, y pues lógicamente los clientes buscan precios económicos.
POR CESAR HERNANDEZ MÉXICO PRESIDENTE FEDERACIÓN DE SASTRES DE MÉXICO PUBLICACIÓN EDICIÓN DIGITAL ABRIL 2021