Nuestro planeta relata memorias ancestrales y desde los antiguos tiempos, plantas, flores, frutos y raíces, han formado parte del mundo curativo y medicinal.
Coincidencia o causalidad, casi un 80% de los países en desarrollo, utilizan las plantas medicinales para tratar diversas dolencias y enfermedades.
Abuelos y abuelas tenían siempre una planta para cada mal, hierbabuena, ruda, eucalipto, romero, citrón, canela, albahaca y caléndula, son solo algunas de las plantas de las que se extraen sus ingredientes activos y que de manera natural trabajan en la salud física, emocional, mental y energética.
Nuestras tribus nativas, ponen hoy a disposición de todos, grandes secretos guardados y preparaciones. Conocimientos profundos y heredados de generación en generación, regresan a nuestras manos, para trabajar al ser desde su interior y conducir al hombre hacia el camino de su auto sanación.
La desarmonía en los puntos energéticos del ser trae consigo dolencias y enfermedades. Es fácil llegar a un médico convencional y ser solamente recetados con farmacéuticos, sin abordar el origen real de las enfermedades, que generalmente tienen origen en la alimentación inadecuada, temas emocionales no resueltos como los rencores, la angustia, el stress y otros factores que repercuten en la salud integral y que son por ende el origen de la enfermedad misma.
Es importante ver al ser de manera integral e identificarlo desde su interior, para acompañarle en su proceso hacia la salud y eso es posible y a través de las medicinas ancestrales, guiados por ancestros mayores sabedores y amorosos, que guían cada vez más procesos individuales a través de sus múltiples conocimientos basados en el amor, y en el respeto a la tierra y en sus sabias tradiciones ancestrales.
Medicinas sagradas como el Yagé o Ayahuasca, son preparadas de manera consciente y armoniosa por nuestros nativos shamanes, trayendo esperanza de sanación a la población en general y es importante que este tipo de medicinas sean administradas por sabedores y conocedores que están conectados con sus ritos y potencializadores y que guardan el respeto a sus rituales y ceremonias sagradas.
Personas sin escrúpulos y desinformadas, venden en algunos mercados, incluso europeos, medicinas sagradas mal administradas, cosificadas, logrando causar incluso en algunos casos la muerte. De ahí que es esencial, y en un orden para la de integración humana a la naturaleza, respetar las tradiciones sagradas, sus plantas de poder, y hacerlo única y exclusivamente de la mano de la sabiduría y conexión ancestral de nuestros mayores capacitados.
En mi acercamiento personal a las medicinas ancestrales, concibo un antes y un después. Somos más que carne y hueso, venas, el mal manejo inadecuado de nuestras emociones y la no concepción consciente del Espíritu, puede enfermar el cuerpo y es gracias a que nuestro planeta es una tierra viva de plantas, árboles y raíces que, a través del conocimiento de las antiguas tradiciones, han llevado alivio a los seres a lo largo y ancho de toda la historia. Es nuestra responsabilidad, encaminarnos hacia procesos de autosanación, y hacerlo inicialmente de la mano de la sabiduría ancestral y sus medicinas, como una de las maravillosas opciones que nos brinda la existencia.
Tabaco, Mambe, Ambil, Hayo, Rapé y Cannabis, son solo algunas de las plantas a las que se les reconoce su gran aporte en la salud física, mental, espiritual y emocional.
En algunos asentamientos ancestrales de Colombia, las medicinas sagradas han surtido especial efecto en el tratamiento de jóvenes con adicciones, quienes en muchos casos han sido liberados de las calles de la mano también de la musicoterapia, medicina que ha estado a disposición del hombre a través de toda su historia.
En las sociedades indígenas se concibe la vida en el todo, en el aire, el fuego, la tierra y el agua y estos seres vivos interactúan con los hombres y su quinto elemento.
En algunos casos, shamanes y sacerdotes utilizan las plantas de poder para entrar en contacto con sus dioses, espíritus y guías maestros. Son la tierra y sus medicinas una fuente abundante de conocimiento y autocuración.
Nuestra tierra está viva, vibra y es importante entender que formamos parte de la naturaleza, que somos naturaleza y no un agente aislado. Es imperante volver a la tierra, volver a comunicarnos con nuestros ancestros y con sus elementales, respetar las tradiciones milenarias y reconocerlas como fuentes profundas de curación y sabiduría.
Medicinas ancestrales, Flores de Bach, Aromaterapia, Sahumerios, Esencias e Inciensos, extraen las maravillas que nos proporciona la tierra, siendo canalizadores y puentes de contacto entre el mundo físico y espiritual.
Es necesario abordar la salud del ser desde todo lo que lo compone, desde su campo físico, sus campos energéticos, electromagnéticos, sus sentimientos y sus emociones; desde la mente en su totalidad, su consciente, subconsciente e inconsciente, y entonces descubriremos el origen de todos los padecimientos y a través de sabidurías antiguas, podremos volver a encontrarnos con nuestra raíz, siendo enfáticos en que la naturaleza en todas sus formas y dimensiones, alivian y sanan las dolencias y sufrimientos del ser humano.
Es hora de volver a los manantiales y de beber y respirar los grandes regalos y las fuentes de agua pura y conocimiento que trae el nuevo tiempo.
Es amplio y ancho el camino de las plantas de poder y actualmente entra en vanguardia el Bio-turismo ancestral y el Ecoturismo de Salud, que explora este amplio privilegio que nos abren nuestros mayores al servicio de todos y que no en vano, sus tradiciones siguen prevaleciendo a pesar de los años y a pesar de los daños.
Nuestra Madre Tierra nos provee todo lo que necesitamos, nos llama urgentemente a volver al contacto directo con Ella y a sus fuentes naturales de sanación, procurando un mejor y Buen Vivir personal y colectivo.
POR ALEJANDRA SUÁREZ COLOMBIA ARTÍCULO EDICIÓN DIGITAL ABRIL 2021