Las personas viven bajo el espejismo de creer que no existen si no están en redes sociales. Cualquier persona que forme parte de alguna red social habrá visto o habrá compartido comentarios y fotografías que hace una década hacían parte de la vida privada, y que gracias a las redes sociales pasan a ser de conocimiento público.
Con tan solo abrir Facebook, por ejemplo, una persona puede darse cuenta si alguien terminó con su pareja, si inició una nueva relación, si está feliz, si está triste, si lo despidieron del trabajo, si consiguió un trabajo nuevo, si viajó, si hizo deporte, si está “en forma”, o incluso se puede saber qué come y en qué restaurante. Si esa persona decide publicarlo, por supuesto.
¿Por qué lanzar una indirecta a través de Instagram al estilo “siempre di lo mejor de mí pero ahora me entero que el amor no es suficiente”?, ¿qué tiene de espectacular, si no es chef, publicar el plato de un almuerzo?, ¿por qué decir: “Viajo a Montreal. Estoy en el Aeropuerto Internacional El Dorado”?, ¿por qué una foto de los pies para mostrar que visitó una playa?, son las algunas preguntas que se podrían hacer las personas que no están en las redes sociales.
Actualmente estamos en un ‘espejismo ontológico’, es decir la gente cree que si no está en redes sociales no existe. Es un espejismo porque realmente no tiene que estar en una red social para existir. Pero lo extraño ahora es no pertenecer a una red social.
Las redes sociales se han convertido en un escenario para pensar de forma distinta lo público: “Lo más interesante es que las personas tienen la necesidad de hacer pública su vida. Parece que si no lo publicas en redes sociales algo es como si no lo hubieras vivido. Si no públicas que viajas es como si nunca hubiera pasado”.
Es por esto que los personajes públicos, como los cantantes, los políticos, los deportistas y los artistas suelen exhibir sus buenas acciones en redes sociales, como visitar a un niño con cáncer, hacer donaciones a una escuela y cosas por el estilo.
¿Por qué publicar lo que no proyecta una buena imagen?
Es entendible el deseo de proyectar una buena imagen, pero las redes sociales también se han convertido en un lugar para divulgar publicaciones que no proyectan una buena imagen, como las peleas con amigos o parejas y las falsas acusaciones a otras personas.
Las redes también dan visibilidad, y aunque sea momentánea es una oportunidad que antes no se tenía. Todos quieren estar en la red social, todos están pendientes de lo que sucede por lo tanto se vuelve un lugar público. Por eso, nuestros políticos aman tener una pelea en Twitter, porque tienen visibilidad.
Que los personajes públicos compartan su vida íntima es razonable porque las redes sociales los acercan a sus seguidores o detractores. Pero ¿por qué personas del común también quieren exhibir contenidos que no muestran lo mejor de sí mismos?
El deseo de querer exponer o exhibir lo no tan positivo tiene varios motivos. Cada quien es un mundo aparte. Pero las personas que ofenden a su pareja o ex pareja a través de redes sociales lo hacen porque se convierte en una forma de obtener algo.
Con ese tipo de publicaciones buscamos que la persona a la que va dirigido el mensaje lo vea y se sienta mal por sus acciones. Por lo generar evitamos decir las cosas directamente y las redes son ese medio que facilita expresar algo que de otra forma no lo harías.
Algunas personas no han aprendido -porque no les han enseñado- a expresar emociones y por eso es más fácil publicar algo en redes sociales que hablar cara a cara. Este tipo de acciones tienen que ver con habilidades sociales. Sabemos que en ocasiones no somos asertivos pero también somos conscientes de que en las redes siempre encontraremos personas que nos apoyen.
POR ESTEFANIA BRENES COSTA RICA / PANAMÁ