La
comida nos rodea desde que nacemos, es vital para nuestras funciones diarias y para mantener una salud óptima, pero, ¿en qué momento la iniciamos a ver como enemiga o como un pecado?
Estos pensamientos nos alejan de una buena relación con la comida y muchas veces hasta nos afecta el amor propio, porque nos sentimos culpables de lo que comimos o cómo lo comimos, desde pequeños nos obligaban a preparaciones que no queríamos o nos premiaban con los que más preferíamos, después crecemos y con esto iniciamos a escuchar sobre “dietas” basadas en alimentos específicos, que al ponerse en práctica demuestra que son insostenibles y lo que hacen es generar traumas.
Así se van sumando factores que ocasionan que este aspecto fundamental de nuestra vida, que lo que pretende es nutrirnos, nos quite la paz y se refleje en un peso oscilante.
Es importante que dejemos de lado el encasillar comida buena y comida mala, porque además que nos indispone, la vida debe de ser un equilibrio, por ejemplo si comemos solo vegetales, hay deficiencias de otros grupos de alimentos importantes, lo mismo sucede si solo basamos nuestra ingesta en comida rápida, que en este caso contrario, llegaríamos a excesos.
Debemos de ver la alimentación como un todo, no existe un alimento mágico o único para ninguna solución, cada uno posee sus propios beneficios nutricionales o hasta mentales, porque simplemente nos dan placer al comerlos.
Lo más recomendado es que en nuestro plato diario estén todos los grupos de alimentos lo menor empacados o procesados posibles, y que en situaciones especiales en donde queremos una experiencia amena podamos elegir preparaciones más complejas y calóricas, sin importar que nos vaya a “engordar”. Ya que por acciones esporádicas esto no va a pasar, es parte de ser feliz y mantener una ingesta moderada.
Sin embargo, para lograr este equilibrio, un punto importante es prestar atención al momento de comer, ya que muchas veces estamos en piloto automático y no nos damos cuenta de las cantidades de lo que ingerimos o si realmente lo estamos disfrutando, es una práctica importante analizar qué se está haciendo al momento de comer, es común que perdamos el control de la ingesta diaria porque ni recordamos qué comimos hace unas horas, debido a que nuestra atención estaba en cualquier otra acción distinta a alimentarnos. Y además cabe mencionar que estamos formando este hábito negativo en los niños, ya que para que se terminen el plato se les brinda alguna distracción como ver televisión o estar expuestos a la tecnología.
Siendo conscientes del momento al comer podemos ir desarrollando la habilidad del autocontrol, eligiendo mayormente alimentos variados y ricos en nutrientes, pero sin extremos, logrando que la comida sea parte de una vida plena y feliz. Cuando somos capaces de determinar en qué momentos podemos elegir alimentos con menos densidad nutricional y mantener la paz con nosotros mismos, entonces vamos a disfrutar más la comida y estaremos más cerca de nuestras metas.
POR DRA FIORELLA PORRAS COSTA RICA PUBLICACION EDICIÓN DIGITAL ABRIL 2021