¿Quién no lo ha comido? En salsa verde, morita o sencillamente capeado. Se trata del huauzontle, una planta que forma un pequeño arbolito y que posee un alto valor nutricional. El consumo de huauzontle aporta vitaminas A, B, C, D y E; además de minerales como hierro, fósforo y calcio. Debido a su riqueza, esta hierba llegó a ser el cuarto cultivo en importancia durante el gobierno del Tlatoani Moctezuma, solo después del maíz, frijol y chile.
Aunque el amaranto (Amarantus) y el huauzontle (Chenopodium nuttalliae) pertenecen a la misma familia botánica, son plantas completamente diferentes. De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cuando los conquistadores llegaron a México confundían las semillas de amaranto con el huauzontle y la chía, porque las tres plantas tienen semillas pequeñas.
Tiene propiedades anticancerígenas, antioxidantes, estimula la memoria y el buen funcionamiento del cerebro, intestino y colon.
Su nombre proviene del náhuatl huauhtli (amaranto) y tzontli (cabello). Científicamente está bautizado como Chenopodium y es primo de otro cereal mexicano, el amaranto.
A pesar de que para algunos es una molestia comer huauzontle y limpiar las ramas, lo cierto es que puede prepararse de infinitas formas. El huauzontle puede ser disfrutado como torta, en caldillo, tacos, pizza o huevo. Este súper alimento puede ser ideal para toda la familia, sin embargo, cada vez su consumo es más escaso.
Recientemente, el huauzontle ha ganado mala fama debido a la presencia de sustancias llamadas saponinas. Debido a ello, la gente comienza a prescindir de su consumo, sin saber que se trata de toxinas en bajas cantidades y que también están presentes en otros alimentos como la uva, soya o aceituna. Por otra parte, las toxinas desaparecen cuando el huauzontle se cocina.
De aprovecharse, esta hierba prehispánica se podría comercializar en diversas presentaciones, incluso como sustituto de carne. Cabe mencionar que esta planta podría ser catalogada dentro del gremio de los súper alimentos o super food.
POR YADI CHAVARRIA MÉXICO