Sencillo, MILEI ha demostrado -científicamente – tres cosas que nadie en el mundo quería admitir:
1. Que el Estado es un estorbo entre los intereses del ciudadano honrado y sus aspiraciones legítimas de prosperidad material,
2. Que el socialismo – en cualquiera de sus versiones – es un cáncer abominable que aniquila en todas las naciones el deseo de ser buenos y competitivos, y
3. Que, los programas y las políticas sociales, esgrimidas con tanta insistencia por todas las castas gobiernistas del mundo, son mecanismos eficaces para robar dinero a granel, fingiendo que ayudan a los débiles.
Cerebros como el de Javier Milei surgen una vez cada dos siglos, llegan al mundo para arrasar toda la maleza mental que crece impunemente en las corporaciones, universidades, academias, ateneos, iglesias, editoriales y periódicos, instituciones todas, que en el caso de América tienen casi dos siglos de no ver el sol de la verdad, porque permitieron que creciera en sus propios huertos, la sombra de ese árbol gigantesco que no da fruto; llamado Socialismo.
Con una semántica irrefutable y dejando de lado esos “buenos modales oprobiosos” que impiden el debate, Milei salió de una buhardilla intelectual insignificante, es decir, salió de la nada, esgrimiendo una motosierra encendida para podar de raíz todas las mentiras, tonteras y falacias que los políticos latinoamericanos han sembrado en las naciones – debatiendo durante un siglo – la falsedad mesiánica del Estado, en ese ambiente infecundo y aburrido que el maestro español García Trevijano definía como “la discusión de las apariencias”.
Contra Milei hay rabia, furia y desconcierto mundial. Porque Milei aborrece las mentiras mediáticas pro estatales, odia los controles de precios y detesta a los bancos centrales. Los “voceros marxcisistas” de CNN y la BBC, están que patalean de impotencia.
El pensamiento de Milei – bello y agresivo – lo aman millones de jóvenes que quieren patearles los huevos a los políticos lanas y lo adoran miles de empresarios que ya están hartos de la esclavitud disimulada.
Milei ha mostrado con hechos, cifras y ciencia económica, que el socialismo es basura y que los Estados de Bienestar europeos son algo peor, porque son basura sofisticada, aristocrática y ampulosa.
El nuevo líder argentino ha enseñado con ejemplos simples, que cuando El Estado se adjudica el rol protagónico de la vida política preservando para sí un papel justiciero, administrador y distribuidor, entonces – invariablemente – los ricos se volverán flojos, los pobres serán parásitos a perpetuidad y los criminales vivirán a sus anchas, sacando provecho del pánico, de la sumisión y de la mediocridad establecida por Ley.
Nunca nadie en la vida había explicado con deliciosa sencillez qué es el capitalismo y por qué debe ser retomado – como una cura divina – en todos esos ambientes burocráticos putrefactos, dominados por la pereza, el aburrimiento, la banalidad, el artificio, el ocio y el despilfarro inspirado en el sopor de las funciones estatales ficticias.
Milei plantea que todos debemos volver a trabajar sin descanso, dice que tenemos un siglo de estar durmiendo en la gran hueva estatal subsidiada. Propone que deben desaparecer esas profesiones cómodas y esas jerarquías artificiales basadas en el apellido, la influencia, el cargo, el conecte y la academia.
POR DAVID ÁLVAREZ MÉXICO