El confinamiento obligó a las familias a reencontrarse por las buenas o por las malas en tiempos de pandemia, y aunque se podía pronosticar las crisis que sacudiría al mundo, los resultados fueron paradójicos tanto en los vínculos familiares, como en la salud.
Es importante mencionar que al referir “las familias”, estoy considerando la diversidad de familias, es decir, familia nuclear, familia extensa, familia monoparental, familia reconstituida, familia homoparental, familia de padres separados, familia multi nuclear, familia unipersonal, familia DINK, familia LAT, o cualquier combinación de las tipologías mencionadas, ya que cada familia es única, diferente y especial.
Sobre la experiencia paradójica en los vínculos familiares y la salud, en primer lugar, las autoridades en marzo del 2020 con el propósito de evitar la propagación, pidieron a la población quedarse en casa, sin imaginar la huella psicológica que dejaría la pandemia en la mayoría de las personas, no obstante, su medida de protección que tenía como objetivo proteger la salud, también logro influir desfavorablemente en la salud mental, en el incremento de la violencia doméstica y el incremento en los abusos sexuales a menores de edad, ya que, debido a la pandemia, las personas fueron obligadas a permanecer en casa con sus agresores.
Los síntomas del estrés, la incertidumbre, las dificultades económicas, el desempleo, el miedo al contagio, el distanciamiento social y el aislamiento prologado, fueron los detonantes para generar un ambiente de mayor tensión y riesgo en el interior de los hogares, suscitando la violencia intrafamiliar, abusos sexuales a menores e incremento en riesgo al suicidio.
Las llamadas de auxilio procedentes de los hogares, despegaron las cifras alarmando a las organizaciones y asociaciones involucradas en la violencia doméstica. Por ejemplo, en Costa Rica debido al incremento de la violencia doméstica en el mes de marzo del 2020, un grupo de periodistas elaboraron un informe para enterar a las mujeres acerca de lo que debían hacer y a donde acudir en caso de ser víctimas de la violencia doméstica y/o abuso sexual en mujeres y niñas. Además del impacto en la salud, también fue en el plano económico, según un informe del estado, la pandemia afecto más al empleo de las mujeres que de los hombres, generando un 52.5% de mujeres desempleadas. De forma similar en Bogotá la capital de Colombia, ante el incremento de la violencia la secretaría de la mujer diseño un programa llamado “espacios seguros”, el cual consiste en ir directamente con el gerente de un supermercado o una farmacia para que el haga directamente el llamado a la policía en caso de que la vida de la mujer este en peligro, o tomar sus datos en caso de que la persona solo este buscando orientación. A la vez en México el gobierno federal promovió la campaña “igualdad desde casa”, fomentando la repartición del trabajo del hogar con el objetivo de romper estereotipos, de la misma manera en Jalisco, México se implementaron las estrategias “código violeta” dentro del 911 para la atención prioritaria en caso de violencia familia, particularmente por razones de género, y la estrategia “quererte en casa”, la cual consistió en preparar personal profesional para recibir llamadas de emergencia, atención, contención emocional, además de brindar todos los recursos para la prevención y contención de la salud mental en todo el estado.
La violencia intrafamiliar o de género, no es un problema exclusivo de países latinos, lugares como en España, Francia, Australia y Londres promueven diferentes iniciativas para alentar a las mujeres a denunciar la violencia, como, por ejemplo, en Francia una mujer puede ir a la farmacia y mediante palabras claves denunciar el maltrato, incluso según un articulo el gobierno esta dispuesto a pagar el hotel para que las victimas de violencia puedan escapar de sus parejas.
Un recordatorio muy importante fue el que hizo el periódico australiano “The conversation” a los gobiernos, acerca del riesgo constante en el que se encontrarán las victimas de violencia y sus hijos durante estos prologados periodos de aislamiento que aún no terminan y la urgencia de crear viviendas seguras para las victimas de violencia intrafamiliar. Aparentemente nunca habían estado tan expuestas las víctimas como en época de pandemia, y el aislamiento constante no ha permitido tener los espacios de distancia que podían generar un poco de seguridad momentánea, como cuando se tenían actividades fuera de casa.
Por otra parte, en la misma tempestad, pero no en el mismo barco, se encontraban las familias que luchaban contra un ejercito desconocido de múltiples personalidades, por ejemplo, la tecnología, la incertidumbre, la inactividad física y mental, la asfixia y falta de espacio, el paradójico distanciamiento físico y emocional, el aburrimiento, la desconfianza entre las personas, el miedo al contagio, el miedo a la muerte y el TOC de la contaminación. Por lo que de la noche a la mañana los hogares construyeron muros y fronteras de distancia y obsesiva limpieza. Los rituales de limpieza que antes se les etiquetaba como obsesivos se colocaron como parte de la nueva normalidad, pero pocos saben o se preguntas cómo afectó esta nueva normalidad a los integrantes de las familias con alguna clase de trastorno obsesivo compulsivo por la limpieza o el control, de lo cual hablaremos mas adelante.
Retomando el tema de las generalidades o mayorías, los síntomas más comunes entre los miembros de las familias durante el confinamiento fueron, estrés, angustia, ansiedad, alteración del sueño, miedo a lo desconocido, miedo al contagio, miedo a la muerte, cambios en los hábitos alimenticios y el aumento del consumo de alcohol. Por consiguiente las pequeñas y forzadas vacaciones familiares parecían incluir comida, postres, bebidas alcohólicas y días maratónicos de películas o series para sobrellevar el encierro que la mayoría creía que acabaría pronto, incluso algunas personas mencionaban no querer regresar a la normalidad después de descubrir las ventajas de no tener que trasladarse a los trabajos, pues el home office les permitía hacer cosas tan simples como dormir un poco más y desayunar, sin embargo, como lo he mencionado desde el inicio, casi todo tuvo su lado paradójico. CONTINUARÁ…
POR PSIC. IVONE VAZQUEZ MÉXICO