El mezcal es un trago de origen mexicano que desde hace más de una década está brillando a nivel internacional.
El término mezcal (del náhuatl mexcalli, ‘maguey cocido’, de metl ‘maguey’ e ixcalli ‘cocido’). Es el nombre de una bebida alcohólica tradicional mexicana, que puede producirse en nueve diferentes estados del país, elaborada a partir de la destilación del corazón del maguey.
Tanto el tequila como el mezcal se obtienen a partir de la fermentación y destilación del agave; no obstante, el tipo de maguey que se utiliza varía de una bebida a otra: en el caso del tequila se utiliza agave azul, conocido como tequilana weber, mientras que, para el mezcal, existen diferentes especies que se pueden aprovechar.
Aunque en ambos destilados se encuentra la presencia cítrica y herbácea del agave, el mezcal tiene un carácter fuerte con sabores ahumados, muy marcados, debido al contacto que tuvieron las piñas con la leña durante su cocimiento.
Así como las uvas en el vino, también existen muchos tipos de agaves. Cada uno le da al mezcal un sabor y aroma únicos. Según el Consejo Mexicano Regulador de la Calidad del Mezcal, existen más de 20 variedades que pueden darle vida, una de las más usadas y conocidas es el agave angustifolia más conocido como espadín.
Cuando vayas a tomar mezcal recuerda hacerlo poco a poco o como dicen los mexicanos «a besitos», es decir, a pequeños sorbos; no querrás que sus 45° de alcohol, lo que normalmente contiene una botella de mezcal, hagan que un buen momento termine antes de lo esperado. ¡Ya sabes, no te apures y disfrútalo con calma!
Por ser una bebida alcohólica podría ser considerada peligrosa para todos aquellos que le temen a la resaca, pero afortunadamente el mezcal no causa cruda. Gracias a su proceso natural, no es mezclado con conservadores o sustancias sintéticas que ocasionan malestar al cuerpo. Se puede mezclar con otras bebidas y a pesar de ello continúa sin producir resaca.
POR YADI CHAVARRIA COSTA RICA